El pasado 30 de marzo varios miembros de la AMCA visitamos el Museo Nacional del Romanticismo, ubicado en el Palacio del Marqués de Matallana, el Museo Romántico con sede en Madrid calle de San Mateo, 13 pasa por Real Decreto a denominarse Museo Nacional del Romanticismo, de titularidad y gestión estatales, se creó en 1921 al aceptar el Estado español la donación por parte del marqués de la Vega-Inclán de una serie de pinturas, muebles y ajuares, procedentes en su inmensa mayoría del siglo XIX.
La colección del Museo del Romanticismo ha estado siempre en constante crecimiento. Con posterioridad a la Guerra Civil, el museo recibió entre 1942 y 1945 varios lotes incautados por el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico, conformados por dibujos, estampas, miniaturas y abanicos.
Dada la actual concepción del Museo como una institución dedicada al estudio de una época, se cambió su denominación para adecuarla a la nueva situación y a las nuevas corrientes museológicas e historiográficas.
A pesar de que permaneció más de nueve años cerrado, los madrileños no han olvidado el anteriormente conocido como Museo Romántico.
El museo que volvió a abrir sus puertas el 3 de diciembre de 2009 y desde entonces son muchos sus visitantes, según nos informó su actual Directora la cual recibió amablemente a los miembros de la AMCA entre los que se encontraban el Presidente y Vicepresidenta así como demás miembros de la junta directiva.
El precioso edificio del siglo XVIII ha sido completamente reformado. Convertido ahora en museo Nacional, dispone de un 40% de obras inéditas, tres jardines, auditorio, biblioteca… Cuenta con un recorrido ambiental, con especial referencia a los aspectos decorativos y al desenvolvimiento de la vida cotidiana en la época, y un recorrido temático, en el que se muestran temas históricos, sociales, políticos y artísticos.
El museo está dividido en áreas temáticas que abordan cuestiones como la infancia, el cortejo, la vida familiar o las costumbres de hombres y mujeres del siglo XIX. En el salón de juegos en el que se ha instalado la mesa de billar de Isabel II, nos fijamos en el impresionante ábaco y en una serie retratos femeninos con los que los caballeros podían solazar la vista. Uno más de sus bellos espacios, es el sorprendente jardín al que se llega a través del salón de té. Se trata de un patio interior con una bella vegetación, donde el tiempo parece haberse detenido.
También se encuentran a disposición de los visitantes una serie de juegos, recursos interactivos, publicaciones y documentos de consulta que presentan los contenidos de la exposición desde otros puntos de vista. La reforma ha sido integral, excepto el altar de la capilla donde se encuentra un lienzo de Goya, San Gregorio Magno. “Es nuestra pieza más valiosa”, nos explica la directora del museo.
L. S.
Miembro de AMCA
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Fotos Juan Jiménez