María Dolores Arroyo Fernández (Miembro de AMCA, AECA, AICA/Spain)
Coincidiendo con la inauguración en Madrid de la exposición “Memoria de la Pintura” de Antonio Barceló Ballester, el pasado miércoles 26 de octubre de 2016, el crítico de arte Tomás Paredes presentó el libro Antonio Barceló Ballester en la muralla del mar escrito por Antonio Leyva. Un acto que llenó la galería Orfila de entendidos, amantes del arte y de amigos que arroparon al artista cartagenero.
Antonio Leyva, galerista y una autoridad sensible en el abordaje del arte contemporáneo, desgrana en esta publicación la trayectoria pictórica de Barceló Ballester (Cartagena, Murcia, 1942) desde los años sesenta a la actualidad. El presidente de la AECA (Asociación Española de Críticos de Arte), Tomás Paredes, siguiendo las líneas generales del texto, se refirió a los primeros paisajes pintados por Barceló, de blancas y nítidas arquitecturas, a las composiciones más abstractas de sutiles cromatismos en la línea lírica o geométrica, o en ambas a la vez. Aludió a los collages de pintura y textiles de vivos e intrincados colores. Destacó el interés plástico de la combinación de pintura y técnicas mixtas en la reinterpretación de la historia del arte: la pintura de Pompeya, la cerámica griega, Arcimboldo, Cezanne, Van Gogh, Juan Gris, Matisse, Rouault, Kandinsky. En definitiva, apropiaciones históricas que van de la pintura pura al cubismo, del arte antiguo al fauvismo. Así y por eso, nacen bodegones a la manera de Picasso, de Gris, un paisaje según Kandinsky.
Tomás Paredes insistió en el verbo experto de Leyva, su escritura poética y una mirada certera en la construcción de la biografía de Barceló Ballester al que, por otro lado, le une un trato amistoso y el intenso conocimiento de su pintura y de su recorrido profesional. En la presentación, el crítico insistió en el valor del “pintor”, pintor en sí mismo; una categoría que el mundo del arte actual va relegando a los márgenes para ensalzar un modelo exclusivamente tecnológico; asimismo manifestó sus dudas sobre el extremado, y muchas veces injustificado, abuso de lo “conceptual” para justificar la falta de sentimiento, de verdadera expresión artística y de desconocimiento del oficio.
Barceló Ballester, técnico ingeniero de Minas, artista y docente, se formó en cerámica y en diseño en la Escuela de Artes y Oficios; formación que se extiende al mundo de la biología y geología. De ahí el amor por la naturaleza, a la que muchas veces escoge como tema para traducirla en someras formas plásticas, buscando encontrar un equilibrio entre lo real y lo abstracto. Su propio texto inicial manuscrito nos viene a decir el artista que el arte no se improvisa, necesita su tiempo, reposo, su espacio. Palabras suyas de introducción que resumen su sentir profundo sobre cómo abordar la práctica de la pintura. En fin, para Barceló Ballester no es una mera traslación de la vida cotidiana.
El libro, publicado por Pro Amici Orfila Galeriae, se suma a una ya amplia relación de monografías de artistas, en las que Antonio Leyva ha sabido armonizar el punto de vista personal y el profesional. Espléndidamente documentado e ilustrado, se añade al final una selección de textos críticos publicados en distintos medios de Pedro Alberto Cruz, Enrique Nieto Navarro, Asencio Sanz, Leticia, Joaquin Barceló o María Dolores Arroyo, entre otros; además de una cronología de exposiciones y bibliografía básica.