PERE PAGÉS, UN PINTOR COMPROMETIDO

1 febrero 2023

El pasado lunes, 23 de enero de 2023, fallecía en París, a los 89 años, Pere Pagés, un pintor comprometido con la dignidad y con el arte, con la con la naturaleza y la conciencia; un artista apasionado con su modo de expresión y un hombre cercano, con mucho humor, bromista y tímido, diáfano. Vivió la mayor parte de su vida en París, con escapadas a Normandía, y encontró el gran pilar de su vida en el amor de su mujer, Fani Galán.

“De talla Napoleón”, como el mismo decía, era una persona frágil y comunicativa, solidario y solitario, simpático, empático, paseante con su perro Rascayú, eterno amigo de sus amigos, pero, sobre todo, compañero leal, generoso, noble, colega de la vida. Le conocí al final de los ochenta, en la capital francesa, y desde entonces tuvimos una comunicación fluida y abierta, acompañándole en algunas de sus experiencias pictóricas.

Pere Pagés, Barcelona 1934, hijo de compositor, se licencia en Derecho y comienza a trabajar, pero su abuelo ya le había metido el gusanillo del arte. Se forma a trompicones y empieza a exponer en el Salón de Mayo, 1962. En 1964, muestra su obra en la galería De Gouden Ram de Amberes y el Wildanger de Bruselas. Expone en la Sala Amadís de Madrid y en Jaimes de Barcelona, tras otras muestras en el Ateneo de Madrid y Salamanca, marcha a Francia donde se instala de por vida, desde 1969.

Tras unos primeros años costosos, trabaja en el gabinete de prensa de la Embajada de España y acaba abriéndose espacio en las galerías parisinas con su pintura y participando en varias citas internacionales: FIAC, Bilan de l’Art Contemporain en Quebec, Feria Internacional de Nueva York, Salón de la Figuración Crítica de París. En 1977 conoce a Gerard Xuriguera, quien se interesará por su obra de una forma especial; poco a poco se asocia al grupo de artistas Españoles em París, consolidando su posición.

Expuso en numerosas ocasiones junto a Peinado, Aguayo, Palazuelo, Orlando Pelayo, Clavé, Feito, Subirá-Puig, que fue quien me lo presentó; Vilató, Castellanos, Pradal, Canés, Segovia, Jiménez-Balaguer, Guansé, Valls, Royo, Merche Gómez-Pablos… Rodríguez Cruells lo identifica con “Una lección de existencialismo mediante la desolada comparación del hombre con la resultante civilización que ahoga y anula a ser humano sensible”.

Desde un expresionismo figurativo, con sabor a Josep Mª Sucre, derivó hacia una pintura en blanco y negro-exquisita fineza-, para pasar a un paisaje existencialista de muros y suburbios deshumanizado, que recuerdan mucho los poemas dramáticos de Miltos Sajtouris y la eterna pelea del hombre con el destino. Ante todo, es el retratista de la soledad, lienzos en los que no hay personas o sólo alguna, perfilando un icono del hombre sin atributos, de los barrios desolados.

Tuvo amistad con Rabascall y en un momento compartieron estética. Pero lo suyo era genuino y en seguida hizo unos guerreros, que le otorgaron un éxito extraordinario Más adelante, vuelve a una pintura de estirpe rembrandtiana, con naturalezas muertas y espacios para el disfrute del arte sensual, elegante y áureo. Un pintor que fue reflejando el color de sus vivencias en las telas, un tanto oscuras y soledosas hasta que llegó Fani con la que se casa en 1986.

Tuvo una gran relación con la galería Le soleil dans la Tête hasta su desaparición e ilustró varios libros, entre otros, el de “Michel Foucault” con Orlando Pelayo y compañía. En 1995 se publicó, en París, Connaître la peinture de Pere Pagés, de Gerard Xuriguera, Editions François Rolín, al que seguirían otras publicaciones individuales o en grupo.

Agustín Rodríguez Sahagún le compró muchas obras y, aunque menos que en el ámbito internacional, también expuso en España: Barcelona, Cáceres, Madrid, compartiendo con él acciones inolvidables. Su obra está presente en museos de España, Francia, América, Taiwán. Campechano, sencillo, mollar como el buen pan, le gustaba caricaturizar muchas convenciones sociales, como la prueba del vino a la mesa en un restaurant.

Nos deja un pintor español, muy catalán, que supo pronto con qué quería enriquecer su vida y aunque le costó, con etapas duras, acabó en manos de la pintura, acompañado de sus gatos, creando una obra personal, figurativa, existencial, áspera a veces, dominada por un sentimiento del hombre en soledad. Cuando arden las pérdidas no tenemos otro remedio que refugiarnos en la vivido. A pesar de ser su guía en el mundo, Fani Galán se encontrará ahora sin guía. ¡Helas!,

Sit tibi terra levis, ubicumque pax tua est, amigo.

                                                                                                                  Tomás Paredes

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