El 13 de junio, en el Cuartel General del Ejército del Aire, se reunía el jurado calificador, presidido por el general Carlos Pérez de Uríbarri e integrado por dos vocales del Ejército del Aire, Francisco José Portela, Tomás Paredes y Francisco López Soldado. Tras la selección de las obras que integrarán la exposición del Premio y sucesivas votaciones, se otorgaron, por mayoría, los siguientes galardones:
Primer Premio, dotado con 7.500 euros y trofeo, a Pablo Rubén López Sanz por su obra “Ala 48”, acuarela sobre papel Arches 640 gr/m2, 100×150 cm.
Segundo Premio, dotado con 3.000 euros y placa, a Óscar Villalón Ríos por su obra “Retrato de piloto”, óleo sobre lienzo, 180×146 cm.
Y dos Menciones de Honor para las obras de Antonio Cáceres Paniagua y Roberto Alarcón.
Pablo Rubén López Sanz, Griñón (Madrid) 1978, ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas y está representado en distintas colecciones como La Caixa, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, CEPSA, Museo Naval de Madrid, Museo Olímpico de Barcelona, Navantia, Ejército del Aire…..
Hasta aquí la información objetiva. Ahora unos apuntes sobre el Premio Ejército del Aire. Se presentaron a concurso cerca de ochenta obras, lo que supone una escasa participación, dada la cuantía de los premios y la importancia del mismo. ¿Los pintores pasan de presentarse o no se han enterado? Si bien la difusión de las bases no ha sido la necesaria, porque hay muchos pintores que se quejan y que se hubieran presentado, extraña, en esta época de alto grado de lamentación que los artistas no estén al tanto de los certámenes y desprecien esa vía de difusión de su obra.
Un concurso no es sólo cuestión del ganador. Hay más premios, menciones, una exposición, un catálogo. Un jurado que ve y discute la calidad y la oportunidad de las obras concurrentes. Es las noticias que ocasiona en prensa, medios audiovisuales y órbita digital. Por eso, no se entiende que muchos artistas no frecuenten esta salida a su trabajo. Sería conveniente que los concursantes leyeran las bases con la suficiente atención y no invalidar sus envíos por errores injustificables, como es firmar la obra, cuando se pide que sea anónima y que los datos se consignen aparte.
El Premio del Ejército del Aire de Pintura es riguroso. Tiene una larga tradición y es muy encomiable que se siga convocando. Ha contado con un prestigioso jurado, con u-na reñida selección y un debatido fallo de los premios. Me consta la profesionalidad con la que se ha llevado a cabo y sin embargo no concurren pintores exteriores nuevos y hay muchos que repiten con lo que se corre el riesgo de hacer un galardón endogámico. Es lo que veo por mi parte. A los responsables les toca estudiarlo y adaptarlo a la vida de hoy, para evitar que se desvíe el objetivo de propagar su entidad al tiempo que promociona a los artistas.
Manoli Ruiz Berrio
Tesorera de AECA