El martes 14 de octubre de 2014, a los 86 años, fallecía, en Madrid, el poeta y crítico de arte Adolfo Castaño, que formó parte de AECA y presidió AMCA, forzado por las circunstancias..
Adolfo Castaño Bautista, Madrid 1928, estudió Medicina y Filosofía, licenciándose en Historia y trabajando más tarde en el Banco de España, como Técnico de Hacienda. Su inicio estuvo orientado a la poesía, fundando, junto a Alejandro Gago, la revista El gato verde, que se editó en Santander entre 1950-52. En cuyo sello publicaría su primer libro de versos: “Amor junto al presente”, al que seguirían: “María”, poema en prosa, Colec Laberinto, 1953; “Sonido amarillo”, Colec Adonais, Rialp, Madrid 1969, habiendo sido finalista el año precedente; “Tres poemas”, Altamira, Gijón 1969; “Punto cero”, La isla de los ratones, Santander 1970; “…Es decir, cada uno según su naturaleza”, con prólogo de Francisco Ayala, Editorial Fundamentos, Madrid 1973; “Espacio íntimo”, con prólogo de Carmen Pallarés, y aguafuertes de Lucio Muñoz, Amalia Avia, Canogar, François Marechal, Roberto González Fernández y Joaquín Capa; “Caminar con palabras”, con un grabado de Luis García-Ochoa, La Kabala, Madrid 1994; y “El huésped”, con graba -dos de José Joven, Estampa, Madrid 1995.
Su labor como crítico de arte fue muy intensa, sin dejar de lado el cine y los libros. Escribió en Bellas Artes, Guadalimar, ABC Cultural (1989-2001), Cuenta y Razón y Nickel Odeón. Centenares de críticas, prólogos de catálogos y algunos libros: Begoña Izquierdo, monografía editada por el Mº de Educación y Ciencia, 1973, o Conversaciones con Lucio Muñoz, Edt. Rayuela, 1977. Sin constreñirse al realismo, formó parte del grupo de amigos formado por los López Hernández, Esperanza Parada, Amalia Avia, Antonio López, Quintanilla, Lucio Muñoz, Esperanza Nuere, Joaquín Ramo y Enrique Gran.
Además, publicó algunos volúmenes dirigidos a los niños: Misal de Santiago, Ediciones Cid, Madrid 1960 y Cómo nace una familia, ed. Fontanella, Barcelona 1965, ilustrado por José Ramón Sánchez.
Silencioso, secluso, cuando no esquivo; sereno, lene, pausado, natural. Su barba blanca y su sonrisa preguntadora e inocente, completan lo que define Carmen Pallarés, su amiga, como “una tranquila naturalidad tiende la mano a lo excesivo: lo que puede ser un carácter”. Era un carácter: insobornable en el arte e íntimo en la poesía, que pasó por la vida haciendo el menor ruido posible, hundiendo su ser en el fértil limo de la claridad.
Su poesía, como su actitud, es sencilla, profunda, clara, musical, ajena a todo lo que no fuere el dictado de su alma, la jerarquía de su soledad. Francisco Ayala, en el prólogo que escribió para su sexto poemario, desde Chicago, le identificaba “como una meditación solitaria dentro de un gabinete de espejos, que mágicamente objetivan aquel sentimiento en imágenes del mundo antiguo: Medea, Orfeo, Prometeo, Alcestes”.
Participó en varias antologías, como la general de Adonais, reflejándose su actividad en ensayos tales: Las revistas españolas de poesía de Fanny Rubio o Al borde la memoria de Aurelio García Cantalapiedra. Amigo de Aleixandre y Claudio Rodríguez, quien pre-sentó su “Espacio íntimo”, en la primera galería BAT, rodeado de artistas y poetas. El arte y el amor, su amor al arte impulsaron su desarrollo humano e intelectual. En “Es pacio íntimo”, prueba de su aspiración creativa, en un acápite muestra una cita determinante de André Breton: “Reduciremos el arte a su más sencilla expresión, que es el a-mor”. Una consigna que defendió y enriqueció con su práctica, que amargomó un mosaico de silencio elocuente.
En el tanatorio, junto a sus restos mortales, su nieta había dejado una foto del poeta con un corazón y cabe el símbolo, daba el pecho a su primer biznieto, que ha llegado a cono cer: unos llegan, otros se marchan, la vida sigue incesante. Y Adolfo, con la feracidad ardiente de su subjetividad creativa nos ha dado elementos para seguir entre nosotros. Para Paloma y sus hijas, para su familia toda, para Juan Reyes y su baúl de pintores, nuestras condolencias ¡Descanse en paz, el escritor y el amigo, el poeta pulcro y silente!
Tomás Paredes
Presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte/AICA Spain