Mark Howie y el músculo de la intuición.

23 noviembre 2021

Nov, 2020. Tono Brotons

Mark Howie es uno de esos artistas con presencia y personalidad. No pasa desapercibido su origen del Illinois cuando te recibe calado con su sombrero de cowboy y sus apuntadas botas.

Romántico de la materia y adicto al oleo. “El óleo tiene que estar hecho de la misma materia que los sueños. Sueño despierto con la pintura y la imagen aparece…” apunta Howie

Enamorado de la poesía, del acto creador en sí, en toda su extensión experimental, desde el preparado del lienzo y del óleo en la paleta, hasta la incansable observación poliédrica de su propia obra “acabada”, a través de todos los sentidos y con toda la devoción y pasión que conlleva, para el artista, el reconocimiento de que la obra que supera la propia idea de su génesis. “Y si no la supera, no brilla” – Dice el artista. Y a partir de ahí, la certeza de que la obra sigue viva… la acaricia sutilmente, rememorando el arrastre de la pintura seca sobre el lienzo tratado con cola de conejo… siente desde el tacto la materia y su ductilidad y conecta con la inspiración primigenia y esencial.

Ahí es donde se descubre ese artista que vibra con latencia e ilusión en el propio acto de pintar. “El propio acto de pintar es guiado por la intuición y, en ese ejercicio, la intuición coge músculo y genera sin esfuerzo la obra. La pintura quiere hacer ilusión por sí sola. En el espíritu visual de la obra, están todos los elementos, el ritmo, la luz, el espacio, la composición, la verticalidad, la horizontalidad…” nos declara el artista.

Edward Hopper decía: “El buen arte es la expresión exterior de la vida interior del artista, y su vida interior resultará en su visión personal del mundo”(*). Para Mark, la inspiración desde las sensaciones registradas en su cerebro: el bosque mojado, el barro, agua sobre piedra fría…

Howie parte de una sólida formación en dibujo y pintura y su obra anterior es figurativa (paisajes, eróticos, retratos…). El artista declara su admiración por clásicos como Velázquez, Goya, Cézanne y Giacometti  y más moderno, Willen De Kooning. Caben destacar sus paisajes norteamericanos de cuño personal y series de retratos de músicos tradicionales del blues como la dedicada a Howling Wolf o a Hubert Sumlin o su obra sobre el asesinato de JFK.

John Kennedy, 22N 1963

En 2017 da un salto a la abstracción. Conecta con la poética de los “Cuadros mágicos” y los “Cuadernos pedagógicos” de Paul Klee. Ordena el lienzo como un damero de cuadrados y rectángulos que, en ocasiones, a su vez se multiplican por dos y por cuatro generando, a través del color y su yuxtaposición, un universo de sensaciones, vibraciones y efectos que alcanzan una narrativa multidimensional para el espectador. El uso de veladuras acentúa el poder de ensoñación de la obra y la elección y contraste  de los colores,  amarillo Nápoles, Azul Giotto, verde Venecia…, recrean el recuerdo de los viajes del artista por Italia y la huella, que en su visita a los museos y palacios, dejan en él los artistas del renacimiento.

“Good Morininh, Vicky” Oleo s/lienzo. 130×130 cm. 2018

Sus dameros son mas regulares que los de klee. Parecen pixeles! Reconoce, el artista, que esa regularidad puede responder a la inquietud que produce, en un artista que se declara analógico, la realidad digital de la nueva era.

Ya, en el confinamiento, cambia su registro. Siente la necesidad de expandir la pintura con el gesto y romper con los límites de la yuxtaposición con el gesto del arrastre de la pintura seca. Ahora, trabaja horizontalidad, alternando franjas que planean sobre la metafísica del tiempo. “En el cuadro, el tiempo se para e invita a sumergirse en el momento. Las franjas evocan al azar. El azar es el único que sabe a dónde vas. Over your head”, señala Howie.

“Flow”. Oleo s/lienzo. 130×162 cm. 2020

Reconoce su inquietud por explorar otros órdenes compositivos sin abandonar una intención figurativa subyacente en su obra. Se vislumbra la influencia de Gerard Richter en sus abstracciones.

Cabe destacar su obra “Baltic beach” que es una alegoría a la obra del pintor del Romanticismo Alemán, Caspar Davis Friedrich, “Monje junto al mar”, que, en esta puesta en escena, se integra con una escultura, de un amigo del artista, intervenida pictóricamente por Howie con una aplicación de policromía de latencia pictórica que determina las luces y sombras a base de pinceladas y se remata con una integración de cuello y hombros de una camisa de el artista tratada también con un proceso pictórico y cola de conejo. En origen esta obra escultórica descansa sobre una caja oscura con la ilusión de realizar un trampantojo pictórico tridimensional que bien puede recordarnos un retrato del clásico Rembrandt en 3D.

“Baltic beach” Oleo s/lienzo. 130×162 cm. + Escultura pintada.

Mark Howie (Illinois 1959) es licenciado en BBAA por Washington University, St. Louis, Missouri con becas importantes como la New York Studio School y la Slade de Londres. Ha expuesto en EE.UU, Londres y España. Y sus obras se encuentran en colecciones privadas relevantes, así como en manos de importantes coleccionistas, tanto españoles como extranjeros. Actualmente y ya desde hace años, tiene fijada residencia y estudio en la capital española donde ha expuesto en numerosas galerías. Podemos ver su obra, hasta el 4 de Diciembre en el barrio de Chueca. C/ Pelayo, 50.

(*) Edward Hopper, «Statement.» Publicado como parte de «Statements by Four Artists» en Reality, vol. 1, no. 1 (spring 1953). El boceto manuscrito por Hopper es reproducido en Levin, Edward Hopper: An Intimate Biography, p. 461.

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