JUAN MANUEL BONET
Vicente Villarrocha (1955-2021)
Pintor zaragozano de la generación de los ochenta, compaginó su oficio con la dedicación a la crítica de arte.
Por el boletín de noticias de la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte nos enteramos, con cierto retraso, de que el pasado 21 de diciembre falleció en Madrid a los 66 años, y víctima de un cáncer, el pintor zaragozano Vicente Villarrocha Formado en la Escuela de Artes, donde en1973 fue uno de los fundadores de un grupo de nombre tan explosivo como ‘Algarada; y don de ya en la década siguiente impartiría clases de fotogra fía, era compañero de genera ción y amigo de Sergio Abraín (que lo hizo exponer en su singular espacio Patagallo y lo publicó en ‘zootropo’), Pepe Cerdá o Enrique Larroy. Por aquellos años practicaba una figuración entre expresionista y pop, con mucho extrarra dio y mucho grafiti… Con veintiún años ya exponía en una sala importante, Atenas. Más tarde lo haría en Libros, la Sala Luzán, Antonia Puyó, el Torreón Portea, A del Arte o el CDAN de Huesca (en este último caso, en diálogo con el legado de Beulas)…
Pese a la proclamada algarada, en su evolución Villarrocha tendería a una obra más atemperada y reflexiva, apoyada en el estudio de los maestros de antaño. Como Ramón Gaya, a cuya pintura no sepa recía la suya, pero que era uno de sus faros cifraba en Venecia su ideal vital y pictórico. Además del ‘Diario de un pintor’ del murciano, otras de sus referencias al respecto eran ‘Venecia, la ciudad y el deseo: de Víctor Gómez Pin, y ‘Marca de agua: de Joseph Brodsky. En 2012 tituló una de sus individuales ‘Fondamenta Twombly, título bien expresivo de su modo de conciliar modernidad y tradición. Una y otra vez, Villarrocha volvía a la ciudad de los canales, ya fuera desplazándose hasta ella (no se solía perder una Bienal), ya fuera viajando con la imaginación. Moderno vedutista: esos canales los solía representar cruzados por puentes que no acaban; por decirlo con el hermoso título de un poemario de Moreno Villa. Otro ciclo de su obra se titula ‘La playa de Orán’, y está inspira doen el universo de Albert Camus. También tiene cuadros tintinescos. Y algún trabajo en el campo de la escenografía.
Con el tiempo, quien fuera gran letraherido y gran conversador, poseedor de un no tablebagaje cultural tanto en lo artístico como en lo literario, dedicó parte de sus esfuerzos al oficio de la crítica, que entre otros medios ejerció en ‘Andalán’ y en ‘El Día de Aragón y en catálogos de colegas. La crítica era para él otra forma de ‘parler peinture’ como lo era para el poscubista André Lhote, otro artista dobla do de crítico. Y en ocasiones, el zaragozano, gran tímido cordial, se ponía la máscara de ‘B. Gimeno: y escribía, en tercera persona, sobre… sí mismo, en su faceta de pintor. Galería de espejos… Puentes que no acaban…