Homenaje en Alcázar de San Juan
La galería Marmurán de Alcázar de San Juan ha organizado una suerte de homenaje celebración de Gianna Prodan, que ahora expone en su espacio alcazareño. Gianna, miembro de AMCA y AECA, es historiadora y crítico de arte con una cumplida bibliografía. Pero, mucho más: poeta, pintora, cuentista y dueña de un saber hacer y estar con dimensión.

El pasado sábado, 14 de enero, en el Museo Municipal de Alcázar de San Juan, se celebró un encuentro en su honor, en el que participaron, la propia autora, Tomás Paredes, Fernando Fernán-Gómez, Andrés Escribano y Ángel Maroto. Entre el numeroso público, artistas, coleccionistas y apasionados del mundo del arte, que con sus intervenciones dieron esplendor al acto: Mugarba, Tomás Verdugo, Pepa Gorozarri, Romeral, Pedro Quesada, Áureo, Guillermo Maroto, Paloma Mayordomo, Macareno, Nuria Cortina, Rosa Rubio, Ángel Vaquero, Carmen Puerta, Manuel Sevilla y Eloy, Pedro Antequera, Toni Rubio, Juan Romero, Pedro José Sánchez y yo misma.
En la Galería Marmurán se muestra una exposición conjunta de Gianna Prodan y Joaquín García Donaire. Escultura de Joaquín, académico y catedrático, y pintura de Gianna Prodan. Sin pretender entrar en conflictos, para mí la pintura de Gianna es más fluida que la de Donaire, que, siendo escultor, también pintaba, dándose la circunstancia de que salían ambos a pintar del natural, los fines de semana.
La pintura de Gianna está representada por paisajes fantásticos, cuajados de sobriedad castellana, referencias de las minas de Rodalquilar y unos bodegones, con sabor a la pintura del veintisiete. Si uno ignora la personalidad y el bagaje de la autora, se diría que lo que vemos es una muestra antológica de una pintura con dimensión, con silencio, hecha con mucho cariño y devoción expresiva; unas imágenes sin pretensión, pero que trascienden.
Esos paisajes de los años setenta, recuerdan a muchos grandes -Alberto, Vázquez Díaz, Caneja- pero son producto de su pincel, de su sensibilidad, de su querencia hacia la sencillez y la esencialidad. Porque se pinta como se es, o todo resulta falso y entonces no interesa, porque entramos en el mundo del espectáculo. Y la pintura es otra cosa, es una realidad que nos ayuda a vivir de otra manera, no es una decoración, es un alimento del alma.
En el homenaje, Tomás Paredes habló de la poesía de Gianna Prodan, porque hace muchas cosas, pero fundamentalmente es pintora y poeta, que es lo que viene realizando desde pequeña: pintar y escribir. Tomás recordó la estética de sus libros: Negli azzurri splendori della notte, El tiempo de los cristales, Tarde en casa, Eltiempo fugitivo, su poesía que fluye como un manantial que escucha los cantos de la noche y nos invita a las playas de la luna.
Gianna Prodan, la musa de Trieste, se ocupó de los artistas de Ciudad Real y de la escultura de Joaquín, con varios libros amenos, cabales, didácticos y necesarios. Pero, cuando Tomás leyó su poema “Vosotros que tenéis nombre de bosque”, todo se difuminó en un estado de gracia, que es lo que persigue la poesía.
Fernando Fernán-Gómez comentó la obra de Gianna, la exposición que acaba de ver, y se detuvo en la escultura de Joaquín García Donaire( 1926-2003), que nos trajo de Roma el vacío, el ritmo italiano y el secreto de los tiempos. Joaquín conoció a Gianna en Roma, becado que estaba en la Academia de España, y construyeron un matrimonio para el arte.
Andrés Escribano rememoró, con una prosa emocionada y lírica, los cursos de Arte de Almagro, que promovió la Junta de Comunidades, dirigidos por Gianna Prodan y cuya desaparición causó tanta extrañeza como penuria didáctica. Fue un placer oír como Escribano desgranaba los recuerdos de algo que fue un maná, que como todo lo bueno, duró poco.
Cerró el acto Gianna Prodan, con una voz de niebla traslúcida, como correspondía al día, dando las gracias por ese ramo de flores que, en forma de intervenciones y asistencia, se le entregaba. Con gran humor relató algunos pasajes de su libro, la vida de Joaquín García Donaire hecha con anécdotas. Y mencionando su nuevo libro, que acaba de salir, Cuentos de niños para abuelos, como metáfora de su vitalidad y de su compromiso con el arte.
Emilia de Dios
Médico y miembro de AMCA
