La joven artista Beatriz , después de varios años de estudios fotográficos, diseños y meditaciones, por fin hoy, nos presenta una exposición llena de símbolos, de secretos que guarda en su mundo, de lenguajes especiales que definen un alma sensible, donde no cabe la farsa.
El tintineo de las luces que utiliza para enmarcar sus obras, adquiere grandes dimensiones y valor al plasmar lo que hace, cuando se propone dar el disparo final, las luces y las sombras aparecen como si fueran casuales, pero no, sólo eso sucede en sus fotografías, tan bien cuidadas, impregnadas de sentimientos de ilusiones vividas, de frustraciones del mundo que a veces se nos antojan imposibles de soportar.
Nuestra joven artista ha elegido un camino pedregoso, lleno de escollos, sin embargo la belleza de su obra tiene tanta fuerza que estoy segura brillará con luz propia, esa luz que nos fascina y que la hace acreedora de estas palabras, que se leyeron en la presentación de la exposición.
“Fotos de cadenas que atan el agua, de aguas que no se mueven, que apenas escapan madera arriba, sembrándolo todo de fango, de raíces de nada, en nada, oxidando las orillas del lago, fotos que siguen el rastro de los miembros mutilados, que huyen de la asepsia, cabezas que se deshielan sobre la almohada, oraciones que se empeñan en los precipicios… Imágenes que alcanzan el otro lado del mundo, donde esperamos”
Le deseamos mucha suerte en esta etapa , en la que doy por seguro alcanzará un lugar bien merecido.
La exposición está en “La noche boca arriba”, calle Salitre, 30. Se inauguró el día 10 y permanecerá abierta hasta el 30 de septiembre.
Manoli Ruiz Berrio
Asociación Española y Madrileña de Críticos de Arte