Con motivo del Homenaje a Joaquín Donaire, que ocupa hasta el 31 de octubre la sala del Centro Cultural Nicolás Salmerón del distrito de Chamartín, el día 25 se celebró una mesa redonda “En torno a Donaire”, presidida por Manoli Ruiz, directora de Arte y Artistas y organizadora de la exposición.
En la mesa, la esposa de Donaire, Gianna Prodan recordó algunos aspectos biográficos del escultor y cómo tras su éxito y pujanza se hace menos visible al sufrir la deriva de las tendencias radicales del arte español. Sin pararse en anécdotas más íntimas, que Gianna como buena escritora y crítica de arte ha dejado textos múltiples sobre Donaire – tales como la biografía Al lado de Joaquín, publicada por el Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real, 2006 – , evocó su obra, su acercamiento a lo abstracto y su amor por la naturaleza, como reflejan las pinturas de paisaje presentes en la exposición. En un acto anterior celebrado el 11 de octubre y presentado por Tomás Paredes, presidente de AMCA y AECA, Gianna Prodan como poetiza sedujo a los presentes con un recitado de sus poemas.
El escultor Julio López Hernández, cuatro años más joven, conoció a Joaquín G. Donaire en los años sesenta y observó como fue su admiración hacia él, “quería hacer lo que había hecho él” que ya había ido a Roma y aportado un bagaje importante al arte español. Destacó el enlace de la obra de Donaire con la pintura y escultura italiana, Valori Plastici, Manzú, Marino Marini, Sironi, y con la del escultor inglés Henry Moore; además de los nuevos aires que dio a la escultura religiosa. Recordó además el momento en que ambos opositaron a la Escuela de Artes y Oficios, de tres plazas, Donaire consiguió la primera y él la segunda. Un artista, en definitiva, que no se dejó atrapar por las modas y mantuvo una llama personal; la escultura de Donaire, termina su intervención López Hernández, es “concreta y mental”.
De la mirada íntima, de la del compañero de profesión embarcado en la misma tarea, se dio paso en la mesa a las intervenciones de los teóricos e historiadores del arte. Jesús Cobo, que manifestó no haberlo conocido, ha rastreado en el material de exposiciones planteando un acercamiento al recuerdo sin sentido crítico, como un aficionado. Ve en su obra tres aspectos: la preocupación por el movimiento, el hueco y mutilación de las formas escultóricas y la dimensión poética. Un artista que se vale de lo clásico, lo arqueológico y el poder sugestivo, tres componentes importantes en su obra pues “donde no hay misterio no hay horizonte”.
Finalmente, el catedrático de Historia del Arte y director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Antonio Bonet Correa contó que conoció a Donaire desde sus primeras exposiciones y comparó su arte lleno de verdad y armonía con su persona, de trato amable, sin durezas: “como persona es tal como es su arte, limpio”. Joaquín Donaire es ya historia, afirma Bonet, “ha entrado en la modernidad”. Este es un recuerdo a la memoria de una obra lograda y perfecta.
Cada uno de los participantes en la mesa ha estado implicado directa o indirectamente en la obra y sentir de Joaquín García Donaire. Este acto que acompañó la exposición sirve a un mejor conocimiento de la figura y obra del artista nacido en Ciudad Real en 1926 y fallecido en Madrid, 2003.
María Dolores Arroyo Fernández
(AMCA, AECA, AICA, Profesora UCM)