Como no veo ninguna referencia al congreso bianual de nuestra sociedad me decido a dedicarle un rato que no sé lo largo que sea pues dependerá de lo que me acuerde y de lo que, en definitiva, me decida a escribir siempre a modo informal de comentario sin ninguna pretensión de resumir ni adoctrinar sobre el futuro incierto de la AECA.
Suelo decir a compañeros que lo que más me gusta de la AECA son los congresos y la tarjeta de la AICA que me permite entrada gratuita a cualquier museo del mundo excepto a los del Vaticano que nunca he probado pero que me consta que no simpatizan con la gratuidad de ninguna clase. Bien es verdad que la asociación italiana, en aquel país tan cuajado de artistas, está desaparecido o moribunda desde hace muchos años. Nuestros colegas aragoneses hicieron lo que pudieron y más dentro de las circunstancias de crisis de Europa y de la propia asociación española de la que allí nos enteramos que el otrora fiel a las glorias de España según reza la famosa canción, Reino de Valencia se ha desgajado o lo pretende siguiendo el ejemplo de Cataluña.
Entre los días 17 al 20 de noviembre de 2011, en que se celebró el XIII Congreso de AECA, se cumplió el programa de conferencias y debido a la abundancia de comunicaciones casi resultó bien que algunos autores que habían enviado comunicaciones no se personaran lo cual dio oportunidad a premiar a los que asistieron a leer las suyas y aun así quedó poco tiempo para debate. Jesús Pedro Lorente y Begoña F. Cabaleiro se multiplicaron como conductores de la grey de críticos llevándole de un museo a un restaurante o de una ciudad Zaragoza a otra capital aragonesa – Huesca, donde por cierto recibimos la única invitación culinaria del Congreso consistiendo ésta en un delicioso chocolate con bollos en un restaurante histórico de estilo modernista donde todos nos hicimos muchas fotos. La jornada y excursión de Huesca aunque más fría de tiempo que Zaragoza resultó un gran éxito actuando de anfitrión Fernando Alvira que nos enseñó el Instituto de Estudios Altoaragoneses con su interesante archivo dedicado al gran escritor Ramon J. Sender quien vivió a medias entre Estados Unidos, donde a veces se le cita como escritor norteamericano y su patria española. De especial interés para los que sabíamos de su existencia pero nunca lo habíamos visitado fue la visita al Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) donde sus directores nos instruyeron de la historia, filosofía y avatares de esta empresa que merece apoyo y difusión siempre que no se desvié ni rebaje sus altos objetivos y la calidad de sus exposiciones.
No voy a juzgar las ponencias. Nuestros ilustres fundadores y primeros presidentes Camón Aznar, Aguilera Cerni , Rodríguez Aguilera y Enrique Azcoaga fueron homenajeados con ponencias que se publicaran y llegaron entonces a una audiencia mas extensa que al que tuvo ocasión de escucharlas. Me alegró especialmente oír la exposición de José Corredor-Matheos el escritor manchego catalán sobre la escisión de la Asociación Catalana y sus vicisitudes que él vivió muy de cerca. Nuestros colegas y amigos de tiempos más cercanos, Ángel Azpeitia y Jaime Asiaín, aragoneses de pro, fueron objeto de ponencia y comunicación lo cual les aproxima aunque ellos no lo quieran más a la gloria póstuma que al jubiloso presente en el que ambos felizmente se encuentran inmersos. Por mi parte presenté una comunicación que solo expuse en parte, dedicada a Los Críticos del Pasado, es decir a los historiadores de ese periodo de la postguerra en el que había que andar con cuidado al elogiar a García Lorca o a Picasso. Quizás me equivoqué –fue realmente una improvisación que se me ocurrió al hacer el equipaje- en llevar a Zaragoza para mostrar a los congresistas un cuadro goyesco que creo puede pertenecer al mismísimo Goya:”Dos Gallinas atadas con lazos azules”. El Heraldo de Aragón lo publicó pero no acudió ninguno de los conocedores del gran pintor que yo sé profesan la docencia en universidades Aragonesas. El miedo a comprometerse en nuevos descubrimientos paraliza cualquier intento de colaboración en investigaciones de este tipo. Lo sé por experiencia.
Finalmente el domingo 20 de noviembre en la sede del desilusionante museo Pablo Serrano se celebró la última jornada con una mesa redonda que resultó más bien una mesita pues no acudieron ningún presidente fuera del de la nacional y el de la anfitriona sociedad aragonesa. Román de la Calle, autor de la conferencia sobre Aguilera Cerni, valenciano, adelantó algunas ideas estimulando un debate que no se produjo quizás por falta de participantes e información suficiente del estado de la cuestión. ¿Suprimir el nombre de A.E.C.A. y cambiarlo por una Asociación de Asociaciones del Estado Autonómico? Es evidente que el actual estatuto no sirve a las necesidades y realidades del mundo del arte en España. Hay que articular las asociaciones de una y otra región autonómica de otra forma. Con una cabeza más pequeña, meramente representativa y de representación internacional y unos miembros por donde fluya la sangre, las actividades artísticas y las instituciones. El peligro de provincializar el arte ya es una realidad que produce perplejidad y desencanto en múltiples instancias con la colaboración culpable de Cajas de Ahorro y políticos corruptos. La cita para aportar soluciones está a la vuelta de la esquina. ARCO 2012. Hasta entonces.
Enrique García-Herraiz
Más información en la web de AECA: Conclusiones del Congreso: 50 AÑOS DE AECA, XIII CONGRESO DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE CRÍTICOS DE ARTE. Congreso nacional sobre la evolución y situación de la crítica de arte en España
http://www.aecaspain.es/index.php/congresos