Cuando los premios van cayendo, poco a poco, hasta desaparecer en una mayoría notable, es muy de agradecer que algunos surjan con entusiasmo, como es el caso del convocado por el Ayuntamiento de Gijón, I Concurso de Pintura Joven. A los jóvenes no se les puede abandonar, hay que exigirles y orientarles para que se centren en las materias de su predilección, pero no cerrarles las puertas. ¡¡Pongamos luz sobre el camino y que cada cual elija! Por eso, celebro esta iniciativa de la Concejalía de Cultura de Gijón y espero se consolide, sirviendo de difusión a jóvenes creadores de aquí y allá.
A la convocatoria acudieron 75 autores, de entre 18 y 35 años, de los que se selecciona-ron 25, que son las obras expuestas del Premio Pintura Joven de Gijón en el Antiguo Instituto de Gijón. Un jurado, presidido por mi e integrado por Rubén Suárez, Nekane Aramburu, Juan Carlos Gea, Ángel Antonio Rodríguez y Benjamin Weil, analizó y determinó cuáles se quedaban en la muestra y cuál era la ganadora.
Nadie crea que es fácil. Ninguno conocía lo que se había presentado. Al ver las obras, algunos reconocimos a sus autores o los sospechamos, pero eso enriquece el debate que origina la votación. Porque hay jurados que reclaman explicaciones o fundamentar el sentido del voto. Para mi un jurado es siempre una lección que aprender, descubriendo muchas cosas que ignorabas, viendo y remirando las piezas de cerca.
En esta ocasión descubrí la particularidad de algunos compañeros de jurado que no conocía. La sabiduría, el temple y el acierto del maestro Rubén Suárez. No conocía la obra de Bernardino Sánchez Bayo, que ha sido un hallazgo, porque pinta muy bien, a la técnica añade un gusto diáfano por la riqueza de la pintura. Conocía la obra de Ismael Lagares, la de Fano, Esteban Prendes, Helena Rato, pero no otros autores que ya se te quedan en la retina y en la memoria. Fue muy agradable encontrar la pintura de “Igle”, un graffitero que es un autor de talento con muchas posibilidades.
La obra ganadora, un lienzo misterioso con un perro defensor y vibrante en primer plano, tiene algunos de los elementos que consagran el arte: emoción y misterio, resolución con vocación enigmática, técnica excelente, astucia. Comunica, contagia, atrae. Una vez que pusimos juntas las obras que cada uno elegía como ganadora, se las comió a todas, se quedó galleando, triunfante, y triunfó. Su autor: Bernardino Sánchez Bayo, BSB.
BSB, Granada 1978, es licenciado en la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de Gra-nada, ha participado en numerosas colectivas y certámenes y en tres individuales. Es un autor libre y que dará mucho juego a la galería que lo difunda y lo defienda., porque en su pincel se esconde la fuerza que hace reverberar el óleo sobre el lienzo..
Distinta, pero importante, la pieza de Ismael Lagares, otro andaluz que ya destaca en ga-lerías de prestigio y ferias. Es muy beneficioso el desarrollo que genera un premio, que potencia a jóvenes y permite que, en parte, el talento de algunos pueda exhibirse, no sólo entre profesionales, sino entre los amantes del arte, espectadores y visitantes de la ex -posición, lectores de los medios escritos y seguidores de los audiovisuales. Coleccio-nistas
Reitero mi encomio al Ayuntamiento de Gijón, a su Concejalía de Cultura, y felicito a Bernardino Sánchez Bayo por su trabajo excelente y por la distinción que ha merecido.
Tomás Paredes