Iceberg, la exposición colectiva que abre la temporada del centro cultural Matadero, constituye una pequeña muestra de lo que se mueve hoy en el arte contemporáneo de la capital. Pero como significante de esta metáfora, el iceberg artístico de Madrid se escurre entre las manos de los comisarios debido a su incontrolable evolución. Por esta razón los curadores han sido muy cautos, muy conscientes de lo arriesgado que resulta preparar un pantallazo de las artes visuales locales sin dejar ningún aspecto al margen.
Yo en cambio me centraré en un pequeño iceberg dentro de este gran bloque expositivo que lejos de derretirse sigue aumentando de volumen, y lo que es más importante, de contenido.
El cubito de hielo que llama mi atención y que encaja con fría identidad en el marco de la muestra de Matadero se llama Elena Alonso.
Elena Alonso presenta “la oficina”. Instalación en forma de mesa de trabajo impecablemente construida, que flota entre el mar de artistas como una balsa geométrica, pulcra, de una limpieza casi quirúrgica.
En el encuentro con su obra dejo que mi imaginación fluya:
La simetría de las formas es neutra hasta tal punto que se vuelve pura subjetividad y en mi caso encuentro un reflejo de la sociedad de consumo, una metáfora de los objetos estandarizados que nos acechan para abstraer identidades. Y es que el continuo intento por neutralizar la forma está presente en todo aquello que nos rodea; en la arquitectura, en la comida, en la moda, en los hábitos de las personas y en el caso de la obra de Elena, en el mobiliario, el diseño editorial o el material de oficina.
Estas conclusiones surgen cuando interpreto los objetos que la artista coloca sobre su mesa. Sin embargo cuando me pongo en el lugar de aquella persona que supuestamente hace uso de la “oficina”, se genera una contraposición entre toda esta homogeneización -entre este orden sintético- y lo que debería ser un espacio de trabajo cargado de la humanidad que producen los hábitos del oficinista tradicional: la foto de familia, el bolígrafo mordisqueado, los folios con anotaciones personales o la planta de compañía…
Elena Alonso me invita por lo tanto establecer un retrato, una historia del propietario de esta mesa que supuestamente vendría a ser la consecuencia extrema de todo este orden artificial. Y al hacerlo veo el reflejo de un perfil marcado por la insostenible utopía que persigue nuestra sociedad contemporánea, inquietantemente precisa e insoportablemente distante en su lucha por abstraer cualquier impronta personal, lejos de la ya asumida tecnocracia.
Darío Tobes Alonso
ICEBERG
El contexto como punto de partida.
Desde el 14 de septiembre
al 09 de diciembre
Lugar: Nave 16
Institución: Matadero Madrid
Inauguración: Viernes 14 de septiembre a las 20 h.
*La exposición permanecerá cerrada del 23 al 30 de septiembre.