Obituario
ANTONIO GRANADOS VALDÉS
El 13 de mayo de 2020, a los 102 años, fallecía en Madrid, nuestro compañero y amigo Antonio Granados. Un hombre polifacético y multidisciplinar, con tramos novelescos en su vida. Antonio Granados Valdés, Nerva 1917, en las décadas finales de su dilatada vida, ejerció la crítica de arte y la pintura, exponiendo con frecuencia en distintas capitales españolas, la más reciente con ocasión de su centenario en el Museo de Nerva.
Hombretón afable y locuaz, simpático y dicharachero, efusivo, era asiduo a las tertulias del Café Gijón, a las que asistió hasta hace pocos años, publicando un volumen con la historia del local y con retratos, literarios y plásticos, de su contertulios: De Gijón al Café Gijón, 1949-2001.
Ingresó en las Juventudes Socialistas en 1932 y tras la revolución de octubre, quedó a su frente en su pueblo y alentó una huelga general en la Cuenca Minera de Ríotinto. En 1936 hace el servicio militar en Ceuta y al producirse la rebelión, asesinan a su primo, jefe de la comandancia, y a él le detienen y encarcelan en la prisión del Monte Hacho de Ceuta, lo condenan a muerte y lo envían al penal del Puerto de Santa María y de ahí le trasladan a El Dueso, donde será puesto en libertad condicional en 1941.
Según su testimonio iba a fichar como futbolista por el Betis y vuelve a Sevilla, 1942, donde es detenido por no haber cumplido el servicio militar obligatorio, pero se escapa y se alista en la Legión, Primer Tercio Acuartelado de Tahuima, hasta 1946, que la deja y se desplaza a Gijón, donde vivirá decorando cerámica, al tiempo que se inicia en la pintura con los consejos de Evaristo Valle.
En 1949, vuelve a Madrid, con la idea de acercarse a Vázquez Díaz, su paisano, asistiendo a la clases de María de Molina y participando en varias colectivas de su grupo de alumnos. En 1955 es invitado a exponer en Caracas, se traslada a Venezuela y allí residirá y trabajará hasta 1978.
En Caracas es nombrado profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Venezuela y se convierte en eje de una actividad cultural, que va desde la docencia al comisariado de exposiciones, de la dirección de talleres a la investigación, publica Guía de las obras de arte de la ciudad universitaria de Caracas, y se convierte en personaje influyente, hasta 1978 que se jubila con todos los honres y regresa a Madrid.
Poco después se afilia a la Asociación Madrileña de Críticos de Arte, a AECA y más tarde a AICA. Colabora en algunos periódicos y escribe crítica, conferencia, comienza a publicar libros y crea las revistas ESCRI/ARTES y NERVA. Su actividad venezolana le había hecho dejar la pintura, que aquí retoma de una forma ferviente.
Entre su amplia y heterogénea bibliografía conviene citar: Homenaje al pintor Martín Durban; Artistas de América, 1993; Ukiyo-e. El grabado japonés, Homenaje al cuadrado: Malevich-Albers; Autobiografía de alguien poco importante. República y Dictadura, con una introducción de Antonio Leyva; Autobiografía, II parte: mi vida en Caracas: 1955-78; Sobre el arte naif, que yo presenté en la Galería Orfila y que está dedicado a su gran amiga y valedora Amparo Martí; Mis retratos de cama…
Es evidente que era un apasionado socialista, un antifranquista confeso, pero acabó renegando de los dictadores de Venezuela, de donde recibía su pensión hasta que Hugo Chávez lo permitió. Primero le exigieron cobrarla allí en Caracas- y tenía que hacerlo una amiga, hasta que pudo- y luego, directamente se la suprimieron.
Le visitábamos de tiempo en vez, Manoli Ruiz y yo, también Rafael Boti, de cuya última visita se muestra la imagen. Y Arturo del Villar, que le atendió solícito y amigo. En los años postreros, antes de acuciarle la ceguera y el miedo, me dijo que estaba escribiendo una novela.
Pero, todo le fue abandonando, la pintura, la charla, la escritura, los amigos, la vista y la vida. Sit tibi terra levis, amigo, soñador, generoso con muchos que no lo merecían, parco con bienquistas actitudes.
Tomás Paredes
Miembro de AICA